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sábado, 8 de agosto de 2015

Respeto profesional frente al enfermo mental

La enfermedad mental asusta muchas veces, pero esto no beneficia a los pacientes, porque les hace sentir más diferentes, más aislados, más fuera de la normalidad. Pero lo cierto es que si se respeta al paciente, él va a respetarnos. Si se le trata desde la igualdad, no hay motivos por los que temer. 

Es muy frecuente que este tipo de enfermos se sientan despreciados, rechazados, y desde luego son conscientes de que pueden llegar a causar temor en otras personas, que los evitan o se alejan. Es muy habitual que estos hagan comentarios como "Esa nueva residente me tiene miedo...", y se sientan aún peor por ello. Pero es cierto que en muchas ocasiones no es temor a ellos, es temor a no saber como reaccionar, a sentirse indefensos debido a la falta de experiencia.
 
Los enfermos mentales no son más peligrosos que  algunas personas con las que podemos cruzarnos por la calle. Su mayor agresividad es contra ellos mismos. El miedo hay que tenerlo al suicidio, en que acaba más de un paciente con depresión, por ejemplo. En realidad los enfermos mentales son simplemente enfermos, es decir, personas frágiles, doloridas, desvalidas, desconcertadas, confusas... Es muy frecuente escuchar de boca de este tipo de enfermos frases como "No me temas, ¡ayúdame!", mientras les ponen camisas de fuerza. En demasiadas ocasiones no existe diálogo, a estos pacientes se les teme y por ello se les maltrata, no se les informa, se les explica ni se les pide consentimiento para nada. 

Por regla general se sienten frágiles y desamparados y por ello se asombran del terror que causan en los demás. Tener miedo implica el control y lleva a reacciones en exceso, ese miedo rompe la confianza y anula las relaciones humanas. Tener miedo quita seguridad en el trato. Y en genral  donde hay miedo no hay cariño, ni afecto, ni empatía por los demás.  Donde hay miedo no hay ni humanidad ni trato digno. 

Los enfermos mentales, al igual que el resto de personas, siempre tienen alguna cualidad, algo que se les da bien, alguna aptitud, alguna maña para algo. Se trata de querer verlo y potenciarlo. Valorar una parte buena de las personas provoca más bondad y valorar sus habilidades los hace más competentes. 

Recuperado por Claudia Fernández 

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