Las personas que sufren trastornos
mentales graves representan una población vulnerable. Se sabe que la enfermedad
mental grave conduce a un deterioro de la salud física, ya que en muchas
ocasiones está relacionada con hábitos de vida poco saludables como el consumo
del tabaco, alcohol u otros tóxicos, todo lo cual conlleva una carga acumulada
de enfermedad a lo largo de esos años.
Se estima que las personas con
enfermedad mental grave viven 15 años menos que la población de su edad y en un
60% de los casos esto se atribuye a enfermedades somáticas: 42,4% enfermedades
respiratorias, 38% enfermedades cardiovasculares y 18,5% cáncer.
Se ha
demostrado que el 50% de las personas con esquizofrenia presenta al menos una
enfermedad física o psiquiátrica comórbida. En muchas ocasiones, asociados a
estos trastornos, nos encontramos otras enfermedades cuya prevención,
diagnóstico y tratamiento se ve dificultado por el hecho de padecer una
enfermedad mental.
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